YO VIVO EN UNA
CIUDAD…
(2da vuelta)
Actitudes y preguntas al finalizar las
elecciones de la ciudad de Buenos Aires
* Por Mariano
Molina
Hace
unos días, un entrañable amigo me criticaba con insistencia por haber
adjetivado las actitudes de algunos dirigente políticos, frente a las
elecciones porteñas. Me planteaba que eso sigue generando enfrentamientos o
rencillas sin sentido. Hoy, tratando de hacerle caso, voy a optar por nombrar
algunas particularidades e invitar a los lectores a que cada uno saque sus
propias conclusiones y elija caracterizar o definir varias de las actitudes en
las elecciones que finalizaron hace horas.
Luego
de la primera vuelta, escribía que todo ese
abanico social y político que se identifica con ideas populares, progresistas o
de izquierda y que muchos resumen, o resumimos, en el “campo
popular” hemos sufrido duras derrotas y seguimos sin aprender lo
importante de una unidad concreta y no abstracta, que no implica negar la
diversidad y diferencias. Este amplio triunfo de Macri y el PRO también habla
de nosotros, nuestros límites, miserias e inconvenientes. Nos falta unidad,
pero también nos falta un mensaje que pueda interpelar a los votantes de otros
espacios políticos o con diferencias importantes a las nuestras.
Una vez
hecha esta aclaración, para dejar en claro que no me ubico por afuera, paso a
describir algunas características de las elecciones en la ciudad de Buenos
Aires que me interesa resaltar.
En la
ciudad–capital de Argentina gobierna un empresario perteneciente a uno de
los grupos económicos que más se aprovecharon de la patria contratista y el
gobierno es manejado por empresarios surgidos de sus amistades o negocios.
Ellos son los que timonean el barco del gobierno porteño y ocupan los lugares
claves. Los “políticos” sólo cumplen sus órdenes, se llamen
Rodríguez Larreta, Pinedo, Ritondo, Lombardi o quien usted quiera elegir.
Claramente es un gobierno manejado por empresarios muy adinerados y son ellos
los que deciden. ¿Alguien tiene duda? El señor Durán Barba es la cara visible,
en estos últimos días, del aparato de marketing de una empresa que se denomina
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. También la Iglesia y el Opus Dei cuentan
con una considerable presencia dentro de los ámbitos estatales de la ciudad.
Creo
sinceramente que el actual gobierno porteño es un gobierno de derecha con
ribetes de fascismo muy declarados en estos años. Alguno dirá que exagero y
otro que la derecha siempre es fascismo. Pienso que hay alguna diferencia entre
derecha y fascismo o entre la derecha y el actual gobierno de la ciudad, por
eso a veces divide tanto las aguas y se generan tantos enfrentamientos.
Muchos
votantes de Mauricio Macri saben de sus actitudes xenófobas frente a los
inmigrantes, en una ciudad donde la mayoría procede de otras provincias u otros
países. Sin embargo apoyan las actitudes y prácticas discriminatorias, las
conocen y las eligen como propias. ¿Cómo denominamos a estos votantes?
A
muchos ciudadanos no les importa la totalidad de la ciudad y optan por mirar
sólo a su alrededor. No necesitan al Estado para su educación, salud, vivienda
o trabajo. Por lo tanto poco les importa un Estado que ayude a la igualdad de
oportunidades reales. ¿Cómo definimos a estos votantes?
Hay
vecinas y vecinos que optaron por su antikirchnerismo y le dieron un voto a
Macri. Para ellos es más importante una “derrota” de Cristina que
la continuidad del actual gobierno de la ciudad. ¿Cómo calificar a esos
votantes?
A los
hombres y mujeres que se apartan de la vida política, no les interesa en lo más
mínimo los destinos colectivos y son indiferentes frente a los diversos
gobiernos. ¿Cómo los podemos denominar?
Quienes
están contentos con la actual gestión de la Ciudad de Buenos Aires, apoyan sus
políticas y las promueven. ¿Cómo se los puede calificar?
Quienes
apoyan una mayor autonomía de la Ciudad, intentan transformarla en una
provincia, piden el manejo del puerto y otras cuestiones más cercanas al siglo
XIX que al actual. ¿Cómo les podemos decir?
Hay
quienes saben que en la ciudad las escuelas construidas sobran en los dedos de
una mano, los presupuestos sociales fueron disminuidos, al hospital Garrahan le
quitaron 100 millones de pesos y las viviendas sociales no llegan a doscientas
en cuatro años. A quienes saben esto y deciden apoyar al PRO o no votar ¿cómo
se los puede caracterizar?
A los
sectores medios y altos de la Ciudad que ven en Macri un representante de sus
intereses y lo votan en masa en barrios como Belgrano, Palermo, Recoleta o
Núñez, ¿cómo se les dice?
En
estos cuatro años, el gobierno local creó un grupo de choque para apalear y
expulsar a los pobres que viven en la calle, generó para-policiales frente a
necesidades de vivienda como en el Parque Indoamericano y prohibió la
fabricación de medicamentos genéricos creados desde el estado municipal. A
quienes dicen que son de izquierda o progresistas y optaron por no votar o
hacerlo en blanco, ¿cómo se los puede denominar en estas situaciones?
¿Y
quienes por lo bajo te plantean que Filmus y Macri no son lo mismo, pero
públicamente se hacen los giles y esconden la cabeza como el avestruz? ¿Y
quienes se callan porque priorizan la interna de su agrupación o sindicato?
¿Cómo se las puede calificar a estas actitudes?
¿Y las
agrupaciones kirchneristas que no se la jugaron a fondo en esta segunda vuelta?
¿Qué podemos decir de ellas?
Acá no
hay inocentes. Todos (y todas por supuesto…) asumieron decisiones. Quien
escribe también. En estos momentos de avance de derecha, la actitud no es tirar
la basura para afuera o no responsabilizarse por errores propios. Sólo pedir
que cada individuo y agrupación se haga cargo de las actitudes tomadas y de sus
decisiones. Es un grado de madurez necesario…
En
momentos en los que se definen los destinos colectivos de las muchedumbres
porteñas, con respeto, sinceridad, sin las falsedades que siempre intentan
imponer los medios masivos de comunicación y la cultura imperante, es
importante asumir posiciones. Hoy nadie va a poder decir “yo no sabía…”
Cada
uno habrá ido adjetivando o caracterizando las diferentes actitudes que intenté
describir, incluso la del autor de estas líneas. Ni desprecio, ni asco, ni
contemplación… Solo hacerse cargo. Parafraseando a Horacio Gonzalez, entre
la falsa cortesía y los debates a fondo, opto e intento por esto último y asumo
las consecuencias…
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