Al amparo de tu cielo.
Donde de pibe, primero, de adolescente despues.
Ser tu poeta soñè
como de Grecia fue Homero.
Cuantas veces he querido,
cantarte lo que sentìa,
pero inutil, no podia,
exaltar a los motivos.
Y por orgullo altivo,
mañana, me iba diciendo,
en un quedar negativo.
Hasta que al fin comprendì,
que para poder cantar,
es lo mismo que el amar,
lo que se siente, decir.
Ser sincero, no mentir,
volcar toda la ternura,
y con las ansias màs puras,
Empecè por evocar,
al barrio donde nacì¡Vieja Villa PORVENIR!
¿Como podrè olvidar?
Los cines Monumental,
La Mosca, Club El Porvenir.
Era tinomio feliz,
con el que aprendì a soñar
El almacèn de mi abuelo,
en la Avenida Galicia,
suave como una caricia,
la evocaciòn es consuelo,
estoy viendo aquel letrero
"El Pìccolo del Piamonte"
ese ayer era horizonte,
de esperanzas y de anhelos.
Los siete puentes de AGÜERO
sobre las vias dormidad,
en la subida de Alsina,
que quiere llegar al cielo.
En el pescante, diquero,
del carro de mi tio Andrès,
volviendo al anochecer
imitando a los jilgueros.
La rotonda en Crucecita
donde còmodos tranvìas
daban la vuelta y seguian
cobrandote moneditas.
De mi mente no se quitan
17 y 21.
Y los va borrando el humo
de una emociòn infinita.
La barrera en Sarandì
antes de hacerse el viaducto,
centenares de exabruptos
La venciò tècnica y ciencia
y el tren que pasa y no piensa
si antes era màs feliz,
aquella Avenida Mitre
desde el puente hasta Bernal,
donde solia pasearesperando algùn convite,
para no ponerme triste
suelo a veces evocar
al que la quiso techar
ese hombre ya no existe.
¿Y la Avenida PAVON?
para cruzarla ponìan,
los pibes algùn tablòn.
Màs de uno se avivòy despues cobrò "peaje"
la evocò como un paisaje,
que me llena de emociòn
y tus clubes deportivos
que son y seràn orgullo
elevaron desde el yuyo
nuestro fùtbol argentino.
De esplendoroso destino
atrapò a mucha gente,
el brillante Independientey mi Racing Club querido.
Tu insigne teatro Roma
epicentro de cultura
aùn su ejemplo perdura
miles, miles de personas
gustaron sus expresiones
y sintieron emociones
cual de una flor de aroma.
queriendo ganar altura,
tremendas arquitecturas
en forma de rascacielos.
De aquellos viejos quinteros
pocos quedaron a la vista,
los barriò con sus anhelos.
¡Y tu gente AVELLANEDA!
Cuantos gringos laburantes
que llegaban anhelantes
para trabajar tu tierra.
Con ejemplos que generan
de una estirpe la grandeza
tenìan sòlo en sus cabezas
ennoblecer tu existencia.
Todo, todo AVELLANEDA
en ti se hace diferente
lo que un hijo tuyo siente
a lo màs alto se eleva,
Ya pasè por esa prueba,
al brindarte mi emociòn,
siento aquì en mi corazòn
un amor que se renueva.
Ciudad que en sangre llevo
porque me has visto nacer
y entre tus calles crecer
al amparo de tu cielo
este es mi gran anhelo
cuando me toque partir
que en ti me pueda morir
serà mi ùltimo deseo.
Osvaldo A. Enzo Odello
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